PASOS HELADOS

La casa reposaba en un silencio inmenso. Los rayos del sol apenas atravesaban los débiles cristales de las ventanas, pero no era inconveniente. El ambiente húmedo de la sala daba paz y descanso de la  calidez del exterior, por lo que cualquiera hubiera sido merecedor de perturbar tal ansiada tranquilidad.

De pronto, una mujer de largos brazos y piernas atravesó el umbral de la puerta sin hacer el menor ruido, pues cualquier sonido provocaría un eco que apagaría rápidamente la placidez del lugar. Sus movimientos eran delicados y elegantes, y avanzaba con dulzura arrastrando débilmente la falda de su vestido blanco. Sus pies desnudos se pegaban ligeramente sobre las frías losas del suelo. Caminaba vagamente, sin prisa alguna, intentando que nadie se percatara de su presencia.

La joven sabía que la estaba esperando. Sabía que el mero hecho de imaginar su llegada provocaría que su sosiego y compostura se derrumbaran. Los rumores de sus pasos caminarían sobre su mente incansablemente. También sabía que ansiaba probar el dulce sabor de sus labios, pero no podía concederle tal deseo, puesto que disfrutaba de la duda que existía en su corazón.

De nuevo se planteó aquella visita y decidió que no era el momento adecuado, pues el destino aún no lo había decidido. Recuperó las pisadas heladas que había perdido en el camino y se aproximó a la puerta de la casa, segura de que a pesar de su apresurada huída, el corazón de su amante aguardaría hasta escuchar de nuevo el sonido de sus pasos.

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Pasos helados es una narración escrita por mí inspirada en el poema de Paul Valéry Pasos nacidos de un silencio. Os recomiendo leer el poema para identificar los elementos que he utilizado para escribir esta breve historia, y espero que os haya gustado.

¡Nos vemos en la siguiente entrada!

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